Dejando en el pasado

Cuando Dios nos perdona y redime, nos ofrece una nueva vida en Cristo. En este proceso de transformación, hay ciertas cosas que debemos dejar en el pasado para poder avanzar en nuestra relación con Dios. Solo expondré un ejemplo de algunas de ellas. 

1.
Pecado: El perdón de Dios nos libera del poder del pecado y nos llama a abandonar nuestras viejas prácticas pecaminosas. Esto implica renunciar a cualquier forma de inmoralidad, mentira, envidia, ira, codicia y cualquier otro pecado que nos aleje de la voluntad de Dios. 2 Corintios 5:17

2. Culpa y remordimiento: A menudo, después de recibir el perdón de Dios, todavía podemos sentir culpa y remordimiento por nuestros errores pasados. Sin embargo, Dios nos llama a dejar atrás esos sentimientos y a confiar en su gracia y misericordia. Debemos recordar que en Cristo somos una nueva creación y que nuestras faltas han sido perdonadas. 1 Juan 1:9

3. Viejas identidades: A veces, nuestra identidad puede estar arraigada en cosas que no son saludables o que no reflejan nuestra verdadera identidad en Cristo. Podemos haber sido definidos por nuestras fallas, heridas o circunstancias pasadas. Sin embargo, en Cristo somos llamados a dejar atrás esas viejas identidades y abrazar nuestra identidad como hijos amados de Dios. Efesios 4:22-24

4. Relaciones tóxicas: A medida que crecemos en nuestra relación con Dios, es posible que tengamos que dejar atrás relaciones que nos arrastran hacia abajo o nos alejan de su voluntad. Esto puede incluir amistades o relaciones románticas que no son saludables o que nos llevan a pecar. Dios nos llama a rodearnos de personas que nos animen y nos ayuden a crecer en nuestra fe. Proverbios 22:24-25

5. Amargura y resentimiento: El perdón de Dios nos llama a perdonar a los demás. A veces, llevamos cargas de amargura y resentimiento hacia aquellos que nos han herido en el pasado. Sin embargo, Dios nos llama a dejar atrás esas emociones y a perdonar a aquellos que nos han hecho daño. Esto no significa que olvidemos lo que nos han hecho, pero sí implica liberar el resentimiento y permitir que Dios sane nuestras heridas. Efesios 4:31-32

Puntualmente, cuando Dios nos perdona y redime, nos llama a dejar en el pasado el pecado, la culpa, las viejas identidades, las relaciones tóxicas y el resentimiento. Al hacerlo, podemos experimentar la plenitud de la vida en Cristo y caminar en su amor y gracia. 

©LuMaFiiks



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