Se quema tu choza

 Un día zarpó un barco a alta mar, iban varios marineros. Una noche estalló el cuarto de máquinas y se hundió el barco, sobreviviendo sólo uno al naufragio. Ese único sobreviviente alcanzó a nadar a una pequeña isla desierta. Oraba pidiendo a Dios que lo rescataran. Todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero ésta nunca llegaba. Ya cansado, empezó a construir una pequeña cabaña para protegerse y proteger sus pocas posesiones.

El naufrago sé fue a pescar y regresó corriendo al ver que se quemaba su choza,  no pudo salvar nada. Después de haber perdido todo, anduvo vagando en la isla triste y sin esperanza alguna. Estaba confundido y enojado con Dios,  llorando le decía: “¿Cómo pudiste hacerme esto?” y se quedó dormido lamentándose sobre la arena. 2 crónicas 20 9 

A la mañana siguiente, escuchó a lo lejo la sirena de un buque que se acercaba a la isla. ¡Venían a rescatarlo! Al llegar sus salvadores les preguntó: “¿Cómo sabían que yo estaba aquí?”, y ellos le respondieron: “Vimos las señales de humo que nos hiciste…”. 2 corintios 1:4

(⁠๑⁠´⁠•⁠.̫⁠ ⁠•⁠ ⁠`⁠๑⁠) Es fácil enojarnos cuando las cosas van mal, pero no debemos perder la fe, ni las esperanzas, porque Dios está trabajando en nuestras vidas para probarnos la paciencia. 

Avergonzado pidió perdón a Dios por no haber confiado en lo que Él estaba haciendo en esos momentos en el cual se encontraba triste y desalentado. Recordemos que Dios sabe lo que hace, su ayuda llega en el momento justo. No te desesperas y aprende a confiar en sus propósitos para tu vida. 

Pero, en Mateo 6:33 nos recuerda lo siguiente: "Si buscamos el Reino de Dios y su justicia,  podemos tener todo aquello que hemos pedido"

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