Conflicto Familiar _ 4

 "Abraham y los árabes"

Conflicto Familiar  4/8

  (⁠✿⁠^⁠‿⁠^⁠)~⁠> Fue Sarai, la esposa de Abraham, la primera en perder la paciencia. "Dijo entonces Sarai a Abraham: Ya ves que el Señor me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abraham al ruego de Sarai" (Génesis 16.2). Abraham, en aquel tiempo de ochenta y seis años de edad, tuvo una hora débil. El parece haber olvidado a su Dios y haber llegado a una conclusión aparentemente lógica: "Debemos hacer algo".

 ✿⁠^⁠‿⁠^~⁠>  Es muy posible que, en este punto , él estuviera de acuerdo con Sarai, suponiendo que esta era la voluntad de Dios. Siguió el consejo de su esposa: "Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora" (Génesis 16.4). Está claro, que ese no era el camino de Dios. Repentinamente surgieron dificultades. Sarai ahora era menospreciada por su sirvienta Agar ya que, después de todo, era ella quien le había dado a Abraham el hijo primogénito. El niño recibió el nombre de Ismael.

 ~⁠>  Si Abraham y Sarai llegaron a darse cuenta o no que actuaron equivocadamente, no lo podemos deducir de las Escrituras. Pero, evidentemente, Dios no volvió a hablar con Abraham hasta 13 años más tarde, cuando este tenía noventa y nueve años, repitiendo entonces la promesa que El le había dado anteriormente. Hasta esa fecha, en realidad, se llamaba Abram (Soberano Padre). Ahora, sin embargo, Dios cambió su nombre y lo llamó Abraham, lo que significa "Padre de la multitud".

Hasta el próximo Sábado dónde compartiré contigo el capítulo 5 de ésta hermosa serie llamada "CONFLICTO FAMILIAR" y vaya que dura hasta hoy día ese conflicto. Y todo por la consecuencia de Saraí no haber creídos, ni confiado y menos aún, no haber esperado con paciencia  en las promesas de Dios.  Si hoy estaría viva y viera lo que generó su impaciencia en querer arrullar un hijo ajeno, sin pensar todo lo que vino a futuro para la descendencia de su único hijo. Seguramente se arrepentiría por no haber esperado y confiado en Dios. Dios nunca llega tarde, todo tiene un tiempo para él. Sus promesas son fiel y verdaderas, nunca se equivoca y jamás deja nada a medias. No te apures y aprende a esperar con paciencia. No permitas que la desesperación te lleve a perder tu horizonte y provoque cosas verdaderamente tremendas en tu vida y entorno familiar a futuro.  

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